Y yo, ¿Quién soy?
Todavía recuerdo aquella época en la que estaba aprendiendo a leer. Todas esas noches tempranas en las que mi madre se sentaba conmigo mientras leíamos en voz alta calaron hondo en mí. Empezábamos juntos y, tal como hacía mi padre cuando me enseñó a montar en bicicleta, me soltaba la mano y dejaba que continuase yo solo mientras pedaleaba torpemente por cada frase. Desde entonces no he dejado de leer. Me enamoré de la literatura, de la sensibilidad, de la magia que tienen las palabras para hacer, deshacer, dar una vida o quitarla con un simple golpe de pluma. Después de tantos años viajando a través de páginas, una idea anidó en mí: ¿y si pudiese convertir una de mis pasiones en mi vida? Si alguien me preguntase cuál es mi sueño, probablemente no le diga la verdad, pero si tiene la suerte de pillarme desprevenido, si me coge con la guardia baja y ganas de hablar sobre mí, le diría que lo que más ansío es tener algo que contar y contarlo tan bien que la gente quiera leerlo.
Mi mayor pasión es el mar; llevo desde que nací en él. Mientras otros estaban en canchas de fútbol o baloncesto, yo estaba en la orilla de alguna playa jugando con las olas, como no he dejado de hacer desde entonces. Lo único que ha cambiado es que ahora los juguetes son algo más grandes y mucho más caros. Creo que esto es importante porque, al no haber estado nunca en un deporte de equipo, la compañía que me llevaba para cuando saliese del agua siempre era la misma: libros.
Así crecí, entre páginas medio mojadas, sal y arena negra, aunque la primera vez que escribí algo creo que mi edad ni siquiera llegaba a las dos cifras. Afortunadamente, la imaginación que tenía cuando era pequeño se ha quedado conmigo. La misma que me ganó las risas de mis compañeros cuando me preguntaron qué quería ser de mayor y mi respuesta fue <<agente secreto>> es la que ahora hace que tenga más ideas de las que podré escribir en toda mi vida.
Me gradué en Ingeniería Mecánica sin estar muy seguro de qué iba a hacer, empecé Náutica para hacerme marino y la dejé a la mitad para mudarme a Valencia a hacer un máster en Ingeniería Industrial. Todas estas etapas han marcado un antes y un después, y sin embargo en ninguna de ellas llegué a sentir que estaba donde debía. Creía que no había dejado de dar tumbos desde que salí del colegio y, aun así, me faltaban mil cosas por probar; pues todavía no había encontrado nada que me llenase como para dedicarle todos mis años. Como he dicho, quería vivir tantas vidas que la única opción que me quedó fue escribirlas. Empecé a soltar hasta lo que no sabía que debía dejar ir. Cuando experimenté esa indescriptible sensación al haber juntado más de dos frases y ver que no solo emanaba de ellas mi alivio, sino cierta belleza, supe que había descubierto un vicio por el que caminaría siempre.
A día de hoy, dos años después de haber empezado mi primera novela y con la segunda entre manos, sigo sin tener ni la más remota idea de qué voy a hacer. Ya no me importa. Lo único que sé es que he descubierto mi vía de escape, mi refugio para cualquier cosa que me depare el futuro. Esto es solo el principio, espero que quieras quedarte a descubrir el resto conmigo.